Doña Silveria me decía, sin hablar, pudiera decirse mentalmente: regrésate, porque sino te regresas ahorita, ya no te podrás regresar.
Y yo le contesté(mental) : quiero ver otro poco más allá, e imprimí más velocidad a mi recorrido.
Mi cuerpo se llenaba más y más de un sabor dulce, más dulce que el almíbar, dulce, dulce.
Y sentía, como si una sed eterna de mi alma, se saciara al recorrer ese camino.
Como si por una eternidad de tiempo, hubiera tenido hambre, y en ese momento, estuviera saciada. Y a la vez, quería más y más recorrer ese camino de luz, de felicidad, de gozo, de dicha.
No pensaba en mi hijo tan amado, a pesar de que sólo tenía 9 años de edad, en ese tiempo.
No pensaba en mi esposo tan comprensivo y cariñoso, que Dios me ha dado.
Sólo deseaba seguir llenándome más y más del gozo pleno, del recorrer con todo mí ser, ese camino de luz, de paz; de amor infinito.
Ya no verso tu nombre en mi poesía
-
La certeza tentación de amar
Es amarte sin condición
Es versar tu sueño
En el regaso de mi existencia
En la almohada de mi silencio
La ingen...
Hace 19 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario