Latidos de afecto y dulzura gracias por su visita.

viernes, 23 de octubre de 2009

Doña Cuquita ( 2 da. parte )








Así han de reír los Ángeles en el cielo.



A veces la vacilaba, a ver doña Cuquita, hágase para allá, mueva la silla de ruedas, para mí que la “pachocha” de dinero la tiene debajo de esa silla de ruedas.



Ahí sí que terminábamos las dos llorando de las carcajadas.



Era un misterio de donde sacaba el dinero, si hasta hubo diciembres que ofreció Posada a los chiquillos de la cuadra.



Con su piñata y dulces.Pasó el tiempo, y nunca soltó prenda.



Una mañana, muy temprano, le llevé como en otras ocasiones un vaso de atolito de masa con chocolate (champurrado) y pan, y doña Cuquita no se movía.



Estaba sentadita en su silla de ruedas, muy fría, la toqué en su cuello, y la vena no le latía.



Corrí a mi casa, y le dije llorando a mi mamá… ¡mamá! doña Cuquita ya se murió.



¡Murió solita!Fue el forense, había que hacerle la autopsia, porque había muerto en la casa y sin testigos.



Lo que a los vecinos nos llamaba la atención, era que su rostro tenía una sonrisa muy picara, como si se hubiera ido haciendo una broma, una broma muy gorda.



Tal vez murió recordando sus travesuras de niñez, o pensando en sus tiempos de juventud.



A los hijos se les avisó, pero no llegaban. ..( continuará)

sábado, 17 de octubre de 2009

Doña Cuquita ( 1 era. parte )



DOÑA CUQUITA

Todos los vecinos la queríamos.
No se diga la chiquillería, se escapaban de sus casas y corrían a casa de doña Cuquita.
Siempre tenía dulces, frutas, golosinas y algunos juguetes con que atraerlos.
Doña Cuquita era bajita, llenita, de una edad tan avanzada, que bien podríamos decir que ya estaba doña Cuquita “muy cascabelita”.
Siempre amable, pudiera decirse siempre contenta, salvo en aquella ocasión en que la encontré llorando…
¿Por que llora doña Cuquita?
-Es que veo que los hijos de mis vecinos, todos sin excepción me dicen abuelita, y como me tratan con tanto cariño y comparo con mucha tristeza como han sido conmigo mis nietos por parte de mis hijos.
Si ya ni me acuerdo cuando fué la última vez que me visitaron.
-No se ponga triste, ya verá como de repente se dejarán venir, le darán una sorpresa.
Como vecinos, conocíamos la ingratitud de sus hijos, les dió educación, son profesionistas destacados, pero no visitaban a su madre, ni por ser Navidad, Año Nuevo, bueno, ni por el Día de las Madres, se acordaban que tenían madre.
Aquí en la colonia, vemos de todo.
Están los “Panchillos”, les dicen así por su padre, don Pancho; bueno, esos se cooperan y le traen las mañanitas con mariachi a su madre, todos los años.
Y todos los años, los vecinos, esperamos el colofón de esos festejos, todo el día escuchan música, en la noche bailan, se emborrachan, se pelean entre si los 8 hermanos, y terminan mentándose a la festejada de ese día.
La cual, tendrá ya horas de estar durmiendo, porque eso no le quita el sueño, como dice, si son mis hijos, ¡como no los conoceré!
Duerme feliz, porque todos sus hijos y nietos estuvieron en su casa todo el día.
Volvemos con doña Cuquita y el abandono en que la tenían sus hijos:
Al paso de los años, utilizó una silla de ruedas, y su mandado lo encargaba con las vecinas.
Pagaba todos sus gastos, si aceptaba bocaditos de las vecinas, pero la más de las veces, ella daba el dinero, para que le compraran por ejemplo un pollito, y se lo guisaran con verduras.
No era una carga para nadie.
Yo llegue en ocasiones a decirle…doña Cuquita, de donde saca usted dinero, porque tenía años de viuda, y los hijos, pues los hijos… parecía que no tenía hijos.
Doña Cuquita solo reía ante mis preguntas... ( continuará este relato )

martes, 13 de octubre de 2009

Mi hijo cumple 18 años este jueves 15 de octubre Gracias a Dios.



HIJO MIO, MI UNICO HIJO

Me enseñaron de niña,
a creer en Dios.


Sabía, de su existencia,
por todo lo que me rodeaba.


Sentía, que existía,
por las personas,
que me amaban.



Pero, cuando mi hijo nació,
y lo tuve por primera vez,
en mis brazos,
mi Alma vió,
resplandecer el Rostro de Dios,
y entonces,
mi Eterno Padre,
me sonrió.






jueves, 8 de octubre de 2009

Hogar



HOGAR

Cuando regresó el abuelo
tenía más arrugada la piel.
Estaba más llorón.
Y no controlaba sus necesidades.
Lo reconocimos por
su boca desdentada.
Y su afán de ser mimado.
Ahora, solo hay que esperar
que crezca.

jueves, 1 de octubre de 2009

MADRE E HIJA / HIJA Y MADRE ( 2 y final )





Otro día, otra tarde.
Ahora visito a mi suegra en compañía de mi esposo.
Veo que la paciente que también está en el cuarto 202,


está acompañada por una joven.
El parecido entre las dos es tan grande,


que por un momento no logro reconocer a la jovencita que lee poemas,


que actúa en obras de teatro.


Ahí, en ese instante solo son madre e hija.

Saludo a mi suegra, y a mi cuñada que ese día la ha estado cuidando.

Un resorte se movió en mi cerebro.

¡La conozco!
Conozco a esa jovencita.

¿Donde?
¡Ah, ya sé!
La he visto en los espacios culturales.
Ahora la saludo de un modo más personal, ya no es el sólo… ¡buenas tardes!
Ahora es… ¿como te ha ido en tus presentaciones?

Platicamos brevemente.
Me presentó a su orgullo en esta tierra.
Me presenta a su madre.
Me presenta a su tesoro.
Es una gota de agua, que me presenta a otra gota de agua.
Tan parecidas son.
Menudas.
Delgaditas.
Con una fuerza de carácter en sus ojos.
Con la alegría de vivir en sus ojos.

Una a la otra se apoyan.

La madre la mira con amor.
La hija la mira con amor.

La madre me da consejos sobre mi reciente operación.
La escucho atentamente.
Agradezco su interés en mi salud.
Agradezco sus palabras.

Y observo posteriormente su relación madre-hija.

Esa complicidad
que dan los años compartidos.

Las dos ríen tan igual.

Ahora, esa madre
ya no se ve enferma.
Ahora solo es madre.

Y su hija le lee
el libro de García Márquez “Ojos de Perro Azul”

La hija lee concentrada.
La madre escucha concentrada.
Concentrada en la presencia
de su hija.
En esa hija, que le da
salud, alegría, felicidad.
Por el hecho de compartir
su estancia en el hospital esa tarde.

Las dos forman un binomio perfecto.

Madre e hija.
Hija y madre.

Ahora, comprendo su modo de
comportarse de la jovencita.
Se sabe querida.
Se sabe amada.
Desde siempre y para siempre.

Donde quiera que va,
la acompaña su madre.

Va dentro de su corazón.
Mueve a su espíritu.
Por eso, esa joven se mueve
con tanta gracia.

Es su madre
lo que la mueve.

Es su madre
lo que la motiva.

Siempre irán
por la vida juntas.

Ella, la hija es
un bello retoño de su madre.
Ves la hija, ves la madre.
Ves a la madre, ves la hija.

Por eso,
siempre irán
juntas por esta vida.

Y también irán
juntas por cualquier
espacio, por cualquier
mundo.

No hay nada que
las pueda separar.
Viven una dentro de la otra.
La madre vive dentro de su hija.
La hija vive dentro de su madre.

Ahora y siempre,
Son madre e hija.
Hija y madre.

Dios se alegra
al mirar
esas dos gotas de agua,
esas dos gotas de amor.













Portada del libro " Pueblo Viejo"

Portada del libro " Pueblo Viejo"
Laguna de Pueblo Viejo Veracruz