Al entrar y mirar sus muros, ellos percibirán que yo conozco la historia de ignominia.
-Me dice Sarita, ya se trasminan sus techos y paredes.
Donde vaya Sanidad, un día de estos, pueden exigir la demolición de la mayor parte de la casa, como que ya las guarniciones, así como sus arcos y pilares están algo cuarteados.
Se han caído trozos del revoque del techo.
Vaya, ¡antes de que la destruyan!
-Pienso, yo no sé me rajar, sólo que esa casa ya está agonizando, esta rezumando su dolor.
A que voy, peligro y me dé un zarpazo, tiene con qué.
Y Sarita…
- ¿Cuando quiere ir? Tita aceptara que la visite, le digo que nos conocemos de años, yo le doy sus vueltas, así que estoy segura que aceptara.
- ¿Cuándo vamos?
Mire, hágalo como un acto de amor cristiano para Tita, todas las religiones piden visitar a las personas enfermas y desvalidas.
¿A poco tiene miedo?
Y dentro de mi pecho, la sangre agolpándose frenéticamente, como los pasos presurosos de un ejercito de ciempiés… ¿que digo?, ¿que digo?
- Sabe Sarita, como usted contó que ahí se hacían brujerías y conjuros, pues que cree…
No puedo ir, ¡mi religión me lo impide!
La sobriedad intelectual
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La sobriedad espiritual
Es un segundo de inocencia
Descubriendo la intelectualidad
Del grillo que canta por las noches
Noches de luna ll...
Hace 6 horas
Hola cielo muchisimas gracias por tu comentario en mi blog de apoyo y animos
ResponderEliminarun beso muy fuerte