SERES
En mi casa, tu casa, siempre la habitan seres diferentes.
Al leer un libro, de reojo los miro.
Creen que no me doy cuenta de sus vagabundeos.
Hay un niño de unos 8 años de edad, que siempre corre furtivo entre los cuartos.
Son sombras etéreas, unas oscuras, otras brillantes.
Al estar durmiendo, me despiertan.
Son insolentes.
¿Por qué no me dejan dormir?
Una presencia, es la de un señor alto, delgado, de voz grave, profunda y pudiera decirse casi paternal, pero a la vez autoritaria la expresión.
Su tono es como de alguien de unos 70 años de edad.
Se para a los pies de mi cama.
Me habla.
Me habla de muchas cosas.
Ha veces no quiero escucharlo, y es que por las noches tengo mucho sueño, igual que todos.
Pero el quiere que yo aprenda, debo aprender, para poder enseñar.
A veces finjo no verlo ni oírlo.
Pero él me dice, sé que no estás dormida, y tú ya sabes quien soy yo.
¿Y saben una cosa?
La mitad de mí lo conoce, la otra mitad lo ignora.
Está a los pies de mi cama.
Si me duermo por fin, en mis sueños lo sigo escuchando.
Si despierto, el continua ahí, con su charla constante, machacante, aleccionante.
Se va cuando él quiere, solo atraviesa las paredes, solo desaparece porque sí.
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Hace 9 horas
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