Y el tío Urbano regresó pronto, muy pronto.
A los tres meses de corrido y maldecido por su madre.
Tocó a la puerta, de día, en una tarde de domingo.
Yo abrí, confiada.
Me saludó con un ¡hey tú!
¿Por que pones esa cara? Ni que fuera un aparecido.
¿Donde está mi mamá?
Me hice a un lado del claro de la puerta, y me fui a otro cuarto.
Mi cuerpo temblaba.
No sabía si de miedo, coraje o sorpresa.
Ni siquiera sabía que es lo que yo deseaba que pasara.
Mi abuelita andaba en el patio, y al entrar a la casa, dejó caer el traste que traía en una mano al suelo.
Así de ese modo, fue su impresión de ver a ese hijo, tan mala cabeza, que había vuelto, solo, y con un semblante serio, arrepentido, humillado.
Al verla, se acercó a ella y en lugar de abrazarla, se dejo caer de rodillas y llorando a gritos, le pedía perdón.
¡Perdóneme madrecita!
Se ahogaban sus palabras por las lágrimas, que caían hasta el suelo y agarrado a las piernas de mi abuelita, le suplicaba su perdón.
¡Perdón jefecita!
¡Dígame que me perdona!
¡Necesito escuchar de su boca su perdón!
Y gritando:
¡Perdón madre!
¡Perdón!
Mi abuelita, sorprendida, tomó entre sus manos la cabeza de su hijo, levantó su rostro y le dijo:
Hijo, hace mucho que me arrepentí de lo que te dije.
Por las noches rezo, porque Dios te proteja y cuide tus pasos.
Perdóname tú a mí, por esas palabras de coraje que escuchaste.
Yo te quiero mucho. Si eres también uno de mis hijos.
¡Como no te voy a querer!
¡Levántate!
¡No te raspes!
¡No te ensucies tu pantalón!
¡Mi muchachito!
Anda, ¡levántate!
Y dale un abrazo y un beso a esta vieja, que ha llorado tantas noches por ti.
Y mi tío respondió:
No madre ¡Necesito escuchar que me perdona!
¡Lo necesito escuchar!
Si usted no dice que me perdona, yo no me levantaré de aquí.
¡Madre!
¡Dígalo!
Dígalo, que me perdona.
Dígalo fuerte, ¡que Dios la escuche!
Madre, madre, ¡dígalo!
Y mi tío Urbano, seguía sollozando, fuerte, como solo un hombre lo puede hacer.
Mi abuelita se lo dijo fuerte, recio, casi gritando…
¡Si hijo!
¡Si te perdono!
¡Te perdono de todo corazón!
¡Le pido a Dios que te perdone, que yo ya te perdoné!
Y fue hasta entonces, que el tío Urbano se levantó.
Mi abuelita lo llevó a su cuarto, lo hizo que se acostara y con ternura lo tapó.
Como si fuera muy pequeño.
Lo besó en la frente, en los parpados hinchados de llorar, en sus mejillas sumidas y musitando palabras de aliento, acariciando sus cabellos ralos, el tío por fin, se durmió.
Y durmió el resto de la tarde, como si estuviera muy cansado.
Y durmió toda la noche.
Y yo en suspenso.
Y la abuela trabajando, haciendo el desayuno al otro día, para su hijo que había vuelto.
Caminábamos como en puntillas, no queriendo despertarlo.
Nos mirábamos abuelita y yo, expectantes, pero no nos atrevíamos a hablar.
No fuera que el tío Urbano se despertara, y nos escuchara murmurar.
Me encata seguir la narrativa, siempre uno espera viejar, soñar crear con la mirada y la imaginacion eso es lo que ecuentroe en esta seguidilla, me fascino! mis humildes felicitaciones un cálido abrazo!
ResponderEliminarHola Marucha, por fín, antes de marchar puedo leer otro poco, digo poco por que esto no es el final, me tienes en ascuas, queriendo saber que pasó y no lo sabré hasta que vuelva.
ResponderEliminarespero las oraciones de tu abuela surtieran efecto en esa cabezota.
Un abrazo.
Ambar.
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ResponderEliminar....@(';')@........
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Hola Amiguita sabes
murio el abu de Chris
por si quieres acompañarlo
Los amigos son como
Las estrellas...
No siempre hablas con
Ellas pero tú sabes
Que siempre están Allí.
Que tengas una linda
semana Besitos.
Jessy.
HOLA AMIGAA Y MUCHAS GRACIAS POR TU APOYO EN ESTOS DIAS, QUE TENGAS UN BUEN DIAA, ABRAZOSSSS CHRISTIANNNNN
ResponderEliminarMarucha, me ha encantado este relato del arrepentimiento y el perdón de tu abuelita a su hijo... muy pero que muy emotivo y conmovedor, la verdad es que entre una madre y su hijo no cabe más que el perdón, ya que haga lo que haga es su hijo ¿va a dejarlo de querer?, imposible, por consiguiente, no cabe más que el perdón, aunque, ese perdón desde luego sabe a gloria si es con arrepentimiento, como en el caso de tu tio Urbano.
ResponderEliminarSeguiré esta historia que me tiene sumamente atrapada.
Un besote, ya sabes, uno de esos bien gordos
Maruchina, que te tenia a mal traer, el tal tio Urbano, para mi que tenia celos de que tu abuelita se dedicara tanto a ti, y no a el.
ResponderEliminarUna santa mujer la abuelita ¡¡¡
Un cariño amiga mia.
Cada cual tiene el trato que se merece, ni más ni menos.
ResponderEliminarY además no se debe engañar a nadie para tapar sus maneras, esto sigue vigente hoy en día aunque parezca extraño, pero es real...porque al final hace infeliz a la persona elegida para ese cometido.
Hay tantos en el armario que mejor salian y dejaban de esconderse, algo que es tan normal y lógico a veces en la naturaleza hoy y siempre.
Un abrazo de primavera querida amiga.
Marí
Colibrí viajero,gracias por el batir de tus alas en esta tu casa-blog.
ResponderEliminarChavala, que pasa con los mensajes, ya no sé ni donde te los dejo, creo que ando adormecida, qe pasó con chepi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambar
Marucha: Prácticamente me bebí de corrido todos los capítulos de tu narración.
ResponderEliminarTengo que decirte que es muy original y a pesar de que trata de un tema bastante actual, no se parece a ninguna otra, pues tiene el sello que tu le has dado.
Te felicito, pues tu narración es fluida y muy interesante.
No cabe duda que las madres siempre perdonamos.
Cariñosamente: Doña Ku
Hola Marucha, como llevas el cambio de horario? es mejor o peor para tí, que prefieres las mañanas o las tardes?.
ResponderEliminarMe tienes en ascuas esperando que le ocurrio a tu tio con tanto dormir, se quedo dormido o...y la Chepi, que paso?.
Bueno, mi buena amiga, te deseo que pases una muy feliz semana Santa y no olvides...la FELICIDAD completa no existe, disfruta todo lo que la vida te dá.
Un muy grande abrazo.
Ambar.
Hola buenos días, sabes que me tienes esperando a ver que le pasa a tu tío y a chepi, la historía está interesante.
ResponderEliminarCuenta, cuenta, que quiero saber.
Un abrazo.
Ambar.
Marucha, muchisimas gracias, ni cuenta había prestado a las 1000 primeras visitas, de las cuales Marina y tu sois de las primeras personas que pasatéis por mi humilde rincón, voy dando gracias uno a uno por hacer posible ese pequeño empujoncito hacia arriba, que para mí, es un honor tener vuestra amistad.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
Amabar.
Marucha querida estarás pasando unos dias muy preocupada con tu amiga, te comprendo muy bien, todas llas despedidas son tristes, aunque sabemos que la vida es así, más allá de este camino está la luz, yendo hacia la luz no hay por que tener miedo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambar.
Hola Marucha, deseo que tu mundo se llene de rosas y alegría y que la LUZ disipe toda sombra que pueda aparecer en tu vida, no solo en este Domingo de pascua, sino siempre.
ResponderEliminarUn abrazo de tu amiga que mucho te quiere.
Ambar.